miércoles, 28 de noviembre de 2012

Órdenes Militares Españolas con Alfonso XII en su Capítulo General

He aquí tres imágenes de Alfonso XII en el Capítulo General de las Órdenes Militares españolas que, como se sabe, tuvieron una azarosa existencia y que aún subsisten hoy día aunque son muy diferentes a las originarias, las medievales. Los Reyes Católicos fueron los primeros en darles el primer "corte de cabeza" integrando los maestrazgos en la Corona. Hubo posteriormente diversas disoluciones y reformulaciones.

En la web oficial de las Órdenes Militares españolas hay información exhaustiva al respecto. Así, por ejemplo, informan que "la característica fundamental que diferencia las Ordenes Militares españolas del resto y les da una impronta especial que definirá completamente su devenir histórico, es el hecho de que a partir de su incorporación a la Corona, las Ordenes Militares, sin dejar de ser instituciones religiosas de Derecho Pontificio, fueron también Instituciones del Estado, reconocidas y reguladas por sucesivas disposiciones de orden civil a lo largo de los siglos hasta prácticamente 1931. Esta vinculación con la Monarquía española las hará sufrir casi los mismos avatares políticos a los que se vio abocada la Corona durante los siglos XIX y XX".


El primer grabado de Ricardo Balaca en xilografía fue reproducido por la Ilustración Española y Americana en 8 de febrero de 1877 y recoge la ceremonia en la que a Alfonso XII se le confiere la prelacía maestral en la basílica madrileña de San Isidro el 24 de enero de dicho año.


La ceremonia, y algunas consideraciones sobre el devenir de las Órdenes Militares Españolas fue objeto asimismo de un ensayo por parte de Juan Pérez de Guzmán, «La prelacía maestral de las órdenes militares», que se publicó en La Ilustración Española y Americana (1877), V (8 de febrero), pp. 86-87; VI (15 de febrero), pp. 106-107, y que ocupa las siguientes páginas en pdf.

- La prelacía maestral de las órdenes militares 1
- La prelacía maestral de las órdenes militares 2
- La prelacía maestral de las órdenes militares 3
- La prelacía maestral de las órdenes militares 4


Y aquí tenemos el cuadro de Joaquín Sigüenza y Chavarrieta “Reunión del Gran Capítulo de las Órdenes Militares”, siendo investido Alfonso XII (1857-1885) como gran maestre en el Palacio del Senado.


En la Wikipedia leo: "Las Órdenes militares quedaron disueltas el 29 de abril de 1931 por mandato del gobierno republicano. el 2 de abril de 1980 fueron inscritas por separado en el registro de asociaciones del Gobierno Civil de la provincia de Madrid. El 26 de mayo de ese mismo año se inscriben como federación. La Orden de Santiago, junto con las de Calatrava, Alcántara y Montesa, fueron reinstauradas como asociaciones civiles en el reinado de Juan Carlos I con el carácter de organización nobiliaria honorífica y religiosa y como tal permanecen en la actualidad.El 9 de abril de 1981, y tras cincuenta años de larga vacante, el rey de España, Juan Carlos I, nombra a su padre Juan de Borbón presidente del Real Consejo de las Órdenes Militares".

 
 Este tercer grabado corresponde al solemne capítulo de las Órdenes Militares celebrado ante Alfonso XII en el templo de Santa María del Prado en Ciudad Real el 3 de febrero de 1789, silla a la sazón del Obispado Prioral de las Órdenes Militares de Santiago, Calatrava, Alcántara y Montesa. Y dice La Ilustración Española que refleja el momento en el que tiene lugar el canto del Te Deum "en acción de gracias al Todopoderoso por la feliz llegada de su gran Maestre y Administrador perpétuo por Autoridad Apostólica a la capital de la provincia, que según lo recientemente pactado con la Santa Sede, forma hoy el coto redondo en que estas religiosas milicias han de ejercer perpetuamente la omnímoda jurisdicción eclesiástica, que hasta hace poco han ejercido durante tantos siglos en otros más extensos, más ricos y más poblados territorios de España".

viernes, 2 de noviembre de 2012

Templarios en la Baylía de Xerez - Parte Primera


Isidoro Terrón Calvo es el autor y editor del libro Los Templarios en la Baylía de Xerez" (I), un libro con numerosas fotografías y dibujos del autor -a color- y con una edición cuidada y ciertamente muy agradable a la vista, lo que anima gratamente a leerlo. Una obra monográfica más que elogiable también por el exhaustivo estudio realizado y publicado en 2009.

Nada mejor, para tener una idea cabal del contenido de este libro, que leer lo que escribe su autor en las primeras páginas.


Presentación del libro  (Isidoro Terrón Calvo)


Sobre el apasionante fenómeno histórico de las órdenes militares se han desarrollado en los últimos años trabajos de importante valor, especialmente en el Departamento de Historia del Arte de la Universidad de Extremadura, que unido a los estudios llevados por diversos autores que se adentraron en su investigación, nos ofrecen una visión más amplia de la época medieval extremeña.

Sin embargo y hasta la fecha, no se ha acometido ningún trabajo verdaderamente completo sobre la presencia de la Orden del Temple en Extremadura. En el simposio de 1985 celebrado en Cáceres sobre "El arte y las órdenes militares", decía Salvador Andrés Ordax: "...Solamente falta dedicar cierta atención a la huella que pueda haber de la breve intervención de la Orden del Temple, sobre todo en la zona SO, específicamente en torno a Jerez de los Caballeros, Burguillos del Cerro, etc...". Pocos, al parecer han previsto un tan interesante estudio, derivado del potencial arqueológico que a duras penas subsiste en esta comarca y que ahora podemos conocer.

He aquí pues el resultado de la unión del fondo documental histórico que nos ha llegado de aquellos días, del aporte de los estudios más interesantes y de los resultados de las investigación llevada a cabo in situ, es decir, sobre el solar que ocuparon los templarios en la zona bajo extremeña.

Nuestra región cuenta con ser el lugar donde más profusamente participaron las Órdenes Militares durante la Reconquista, tierra que además alumbró el nacimiento de dos nuevas órdenes de caballería: la de Santiago y Alcántara, creadas a imagen de las que combatían ya por entonces en oriente, las del Temple y el Hospital.

La Reconquista, llevada a cabo por el reino de León en esta parte, marcaría profundamente los aspectos socioculturales de esta tierra, caracterizando el régimen de propiedad, el derecho jurídico, la religión, el arte y la arquitectura; alcanzando con esta última su máxima expresión en lo militar. Aún pueden observarse hoy día las huellas dejadas en aquel tiempo en multitud de enclaves: fortalezas, iglesias, ermitas, costumbres, incluso en la etimología y la toponímica de muchas palabras y lugares que nos trasladan hasta entonces.




Las órdenes ecuestres autóctonas, antes mencionadas, han tenido una atención prioritaria en cuanto a su estudio; por ello dedico este primer acercamiento a la orden del Temple en Extremadura, que estuvo bastante más presente de lo que se estima, y que junto a los caballeros hospitalarios fueron las primeras órdenes en luchar por ella. Más tarde, y una vez conseguidos los objetivos territoriales, fueron incomprensiblemente consideradas como "extranjeras o extrañas" y por tanto entrometidas en una contienda que al parecer no les correspondía.

Sin embargo, estas órdenes lucharon adustamente, tanto o más que las órdenes hispánicas de entonces, haciéndolo incluso con mayor profesionalidad y capacidad, pues poseían mucha más experiencia como entidades guerreras, espirituales y socioeconómicas. Virtudes que fueron las que llevaron a la ruina al Temple, al despertar una considerable codicia y envidia por parte de los diversos estamentos medievales. Supieron además mantenerse en auge por todo Oriente y Occidente; y para más Inri, estos aguerridos caballeros se comprometían para siempre en una severa y verdadera vida conventual.
               
En cuanto a la orden del Temple en Extremadura, algunos autores simplemente la ignoran, otros consideran que fueron usurpadores de casi todo lo que les rodeaba y otros opinan que fueron muy pocos los años que estuvieron, como para que, casi nada de lo que hay construido en sus antiguas bailías sea perteneciente a estos.

Hemos de resaltar que en Jerez especialmente y su comarca, hubo una gran agresividad contra cualquier rastro arquitectónico dejado por los templarios. En primer lugar fue la orden de Santiago, que al tomar posesión de Jerez y tras un hipotético temor al retorno de la extinta orden, borró sin piedad cualquier señal que pudiera haberles comprometido. Más tarde la Santa Inquisición, establecida de manera muy especial en esta parte de Extremadura, sofocó con fuego cualquier conato de paganismo o herejía, que los hubo, dedicando después el tiempo a pintar de blanco las caras de algunas vírgenes que fueron negras en sus orígenes.


Estela de Jerez de los Caballeros (I.Terrón)














Del pasado nos llegan también prejuicios que aún perduran, pues existe un lastre muy pesado en cuanto al halo maligno, supersticioso y misterioso que dejó el brutal ajusticiamiento de la orden del Temple. Esta catástrofe confundió a los estudiosos durante muchos siglos, pues bajo las falsas e interesadas acusaciones que sufrieron, no supieron intuir la gran labor socio-económica llevada a cabo y lo que es más importante, la transmisión de muchos conocimientos prácticos y otros velados a través del lenguaje de los símbolos y los números. Estos conocimientos, tomados de las viejas y entonces nuevas corrientes científicas y religiosas dieron entre no pocos resultados el alumbramiento del arte gótico.

Esta investigación, asimilación y ocultación de sabidurías procedentes de Oriente, (monjes armenios, místicos sufíes, sacerdotes ismaelitas, cabalistas hebreos, monjes coptos, secta de los Ahssasins, religiones paganas, etc.) conocidas a través de los contactos que se dieron en las cruzadas, están hoy día más que demostradas y comienzan a ser lentamente dilucidadas y aceptadas por nuestros sesudos académicos. Sin embargo, nos queda mucho por aprehender de aquella visión mágica y mística que tenía el hombre medieval de Dios, del mundo y del universo. Para ello, hemos de contrastar primero las diferencias entre el pensamiento del hombre medieval y el moderno, después entender y valorar el tremendo choque ideológico y político que suponían estos "nuevos aunque viejos conocimientos" ante los poderes feudales y religiosos establecidos durante la Edad Media.


Por tanto, en el libro se incorporan inevitablemente elementos de procedencia esotérica, religiosa y científica, como así lo demuestran las pruebas de carácter astronómico, simbólico, arquitectónico, matemático y religioso que se aportan. En este sentido, el Temple dio un gran paso aperturista y civilizador en una sociedad muy rígida y poco evolucionada; encontrando una perfecta definición de lo que significó aquella lenta pero profunda transformación en las palabras de Rafael Alarcón Herrera: "...En una palabra, los templarios civilizaban el Occidente europeo, convirtiendo a los siervos en servidores y a los nobles en caballeros...".

De aquí podemos pasar a los sentimientos académicos puros y excluyentes "Made in..." que comienzan a caducar, para acabar descubriendo el gran desconocimiento que existe sobre la verdadera dimensión espiritual, cultural y social de esta orden.

Eliminando actitudes encorsetadas y lejos de intentar decirlo todo, este estudio se presenta en dos partes, abarcando en la primera el legado documental que nos narra lo que aconteció durante los siglos XIII y principios del XIV. En la segunda parte se descubre el patrimonio arquitectónico que a duras penas subsiste en la actualidad, diseminado por la geografía de la entonces denominada "Baylía de Xerez"; los dominios más extensos que poseyeron los templarios en los reinos de Hispania y seguramente en todos sus territorios de Europa y Oriente.

Probablemente algunas cuestiones que se exponen en el libro sean resueltas con verificaciones futuras más acertadas, pues quedan todavía muchas preguntas por resolver, algunas lo serán solamente cuando el tiempo y la casualidad arqueológica puedan o quieran descubrírnoslas, otras cuestiones son meras suposiciones o hipótesis que tratan de acercarse al contexto general histórico y a la realidad cotidiana de aquel entonces.

Sirva, por tanto, el planteamiento de preguntas y respuestas que se formulan como piedra angular de apertura a estudios y revisiones futuras, que puedan definir con más veracidad y fidelidad los interrogantes que de aquella época se nos plantean. Sirva también el presente para reivindicar el valor de una gran obra que tuvo un sello histórico tan especial que, aunque mal tratado a través del tiempo, fue precisamente por eso por que se adelantó a éste.

Creo que el legado bien merece la pena, por tanto conlleva una objetiva labor de preservación, recuperación e investigación de las menudencias dispersas de aquel tiempo que nos dejó la mítica presencia de aquellos adustos caballeros.

La Orden del Temple fue finalmente absuelta de toda herejía y apostasía por el mismo papa que la condenó, Clemente V, pero demasiado tarde, pues tanto el rey como el papa morirían sospechosamente y el documento o bula jamás vio la luz. El documento de exculpación firmado por Clemente fue descubierto por la Doctora italiana Bárbara Frale el 13 de septiembre de 2001 en los archivos Vaticanos, en una sección distinta a la dedicada al proceso de los templarios.

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