viernes, 17 de junio de 2011

Alfonso X y los templarios en su testamento

Transcribo el texto correspondiente a las páginas pp 334-335 del libro " Discursos historicos de la mui noble i mui leal ciudad de Murcia y su reino", escrito por Francisco Cascales. En otro post realizaré un comentario al respecto.
Urna sepulcral de Alfonso Xel Sabio en la catedral de Murcia
conteniendo su corazón y entrañas


El Rey Don Aboso el Sabio fundó, y dotó con muchos, y buenos heredamientos el Convento Real de Santa María de Gracia de los Freyles, y Cavalleros Templarios, cuyo Maestre en tiempo que el Rey fué despojado de sus Reynos, le sirvió, y asistió con la Cavallería, y gente de su Orden, lo que no hicieron los Maestres de las otras, como el mismo Rey lo refere en una clausula de su testamento, que dice asi: "Esto tenemos por bien, y mandamos que haga Don Frey Juan, y los que tovieren voces de Maestre del Temple en los Rey nos de Castilla, de Leon, y de Portugal, que nos ha conocido del nuestro Señorío, é tovo con nusco al tiempo que todos los Maestres de todas las otras Ordenes nos desconocieron".

Y mas abaxo dice: "Y porque el Maestre, y los Freyles de la Orden del Temple han por costumbre de traer quales armas quieren, rogamos á este Maestre que agora es, y será de aqui adelante, que traygan todavía ellos mismos por sus cuerpos estas mis señales, que yo le embié, lo uno por honra de la su Orden,y lo al porque entiendan qual es nuestra voluntad, y que nos fagait este amor señaladamente por el otro que nos le fizimos, quando ganamos el Rey no de Murcia, que heredamos á esta Orden mayor que todas las otras".


Y por la mucha voluntad qué tuvo el Rey á estos Cavalleros Templarios, mandó que su cuerpo fuese enterrado en su Convento, y Casa, como parece por estas palabras: "E pagadas nuestras deudas, y Cumplidas las mandas, que el nuestro cuerpo sea enterrado en nuestro Monasterio de Santa María la Real de Murcia, que es Cabeza de este Reyno, y el primer Lugar que Dios quiso, que ganásemos á servicio de él, y á honra del Rey Don Fernando, é de nos, é de nuestra tierra: pero si los nuestros cabezaleros tovieren por mejor que el nuestro cuerpo sea enterrado en la Ciudad de Sevilla, ó en otro lugar, que sea mas i servicio de Dios , tenemos lo por bien , en tal manera, que finquen al Monasterio sobredicho dé Murcia, los bienes, é las posesiones, qué nos le diemos, salvo el Alcázar, que mándamos que haya siempre el que de derecho fuere Rey dé Murcia del nuestro linagé".

Y en otra parte del mismo testamento dice: "Mandamos otrosí, que quando sacaren el nuestro corazon para lo llevar á la Santa Tierra de Ultramar, según que es ya dicho, que saquen el otro de dentro [las entrañas], y lo lleven al Monasterio de Santa María la Real de Murcia, é lo metan todo en una sepultura asi como si nuestro cuerpo fuese, é hubiesei á yacer, si el Monasterio fuese en aquel estado que nos le establecemos, y debe estar, si non mandamos que hagan esto en la Iglesia mayor de Santa Maria de Murcia".

Pero como estos Cavalleros Templarios con aquella rigurosa sentencia qué todo el mundo sabe fueron acabados, yá de este su Convento no queda mas que la Iglesia con la Imagen de nuestra Señora de Gracia, muy frequentada con grandísima devoción.

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