El esoterismo de los templarios sigue
siendo un enigma. Es conocida la historia de esa famosa Orden, fundada en 1117 para
la protección de los
peregrinos en Tierra Santa, cuya regla
había sido establecida por San Bernardo: después de combatir mucho tiempo a los sarracenos, los templarios debieron
por último retirarse de Siria luego de la reconquista
del país por los musulmanes, pero habían adquirido gran poderío y
riquezas en la cristiandad, y poseían
encomiendas en todos los reinos de
Europa. El proceso intentado por el
envidioso Felipe el Hermoso a esos hombres demasiado influyentes ha sido referido a menudo: todos sabemos de qué manera el soberano acabó por arrancar al papa Clemente V la condena de los templarios con
la acusación de "renegar de Cristo, apostatar, entregarse a actos de idolatría y a horribles libertinajes en el curso de
ceremonias secretas". Después de un largo proceso y la disolución de la Orden pronunciada por la Bula
papal de 1312, el Gran Maestro Jacques de Molay y gran número de templarios fueron quemados vivos en
París, en 1314.
¿Tenían los templarios
una doctrina secreta y ritos de iniciación?
El problema ha suscitado gran número de interpretaciones; ciertos historiadores niegan categóricamente la existencia de un esoterismo templario, y otros, al contrario, no vacilan en hacer derivar la francmasonería
de la Orden mártir. En realidad, bien parece que los templarios tuvieron unculto secreto y doctrinas reservadas a los iniciados,
y que esas doctrinas heterodoxas les fueron trasmitidas por heréticos musulmanes —quizá los asesinos, con quienes
tuvieron relaciones—, herederos de
especulaciones gnósticas.

Pero conocemos muy mal dicho esoterismo, tanto más cuanto que los documentos seguros faltan casi totalmente. El historiador se
ve reducido a conjeturas, con respecto a las figuras bafométicas (de bafometo="inspiración del Espíritu"), especie de ídolos andróginos, que representan la unión de los principios
masculinos y femeninos, cuyo papel en los
rituales secretos no ha podido ser precisado; con suficiente certeza. Aroux, citando a von Hammer, alude a "símbolos gnósticos impresos en un talismán hallado, en el siglo XVII, en la tumba de un templario, muerto antes de la destrucción
de la Orden", y asimismo a "dos cofrecillos descubiertos, uno
en Borgoña, el otro en Toscana, sobre los
cuales se reconocen esos mismos
símbolos, principalmente la cadena de Eones, representada por la houppe
las pruebas del fuego y del agua, el falo, el cteis, el toro de Mitra y
la cruz ansada de los egipcios",
y también a "esos emblemas extraños
esculpidos en la puerta de algunas iglesias, donde parecen querer mostrarse y ocultarse, a un mismo tiempo, las doctrinas interiores del templo"
(por ejemplo, en lo alto de la puerta
principal de la iglesia Saint-Merri se halla un Bafometo, entre dos ángeles que le echan incienso)... Pero
ignoramos casi todo del esoterismo templario, y el historiador debe desconfiar
de las descripciones demasiado precisas que dan ciertos ocultistas de los
misterios practicados por los Caballeros.
Nota: Texto del libro de Serge Hutin Las sociedades
secretas, del capítulo III . OJO: En el próximo artículo que vamos a incorporar en est blog, René Guénon quita credibilidad a Aroux-Von Hammer en estas "derivaciones bafométicas"
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