¿Fue
el Santo Sepulcro o fue La Ascensión el modelo seguido para el Domo de La Roca
en Jerusalén? ¿Acaso lo fueron ambos…? ¿Hubo
algún otro santuario cristiano que influyó especialmente para que el Domo de la
Roca se construyese y decorase como lo fue..? Vamos a tratar de dilucidarlo en
este artículo que forma parte de los ensayos publicados en este blog y en
Soriaymas sobre La Roca y La Ascensión.
Primero
vamos a ponerles fechas a los edificios y resumir sus aspectos formales básicos.
-
El primer edificio bizantino del Santo Sepulcro lo manda construir el emperador
Constantino en el año 333, cuyas estructuras fundamentales a señalar aquí son
una basílica de tres naves, un claustro con tres pórticos en el que estaba la
roca del Gólgota al aire libre y, seguidamente, la iglesia en rotonda de la
Anástasis (Resurrección) donde se situaba en su centro el sepulcro de
Cristo y con un domo abierto al cielo.
El modelo arquitectónico existía ya en
la Italia romana y en el territorio oriental que tenía ya a Constantinopla como
su capital imperial.
- Imbomon, la primitiva iglesia de la Ascensión de Cristo en el Monte de los Olivos, se construyó a partir del 378 mediante una fundación de la matrona romana Pomenia.
- Imbomon, la primitiva iglesia de la Ascensión de Cristo en el Monte de los Olivos, se construyó a partir del 378 mediante una fundación de la matrona romana Pomenia.
Como se había construido antes una iglesia (Eleona) a unos cien
metros también en torno al año 333, se alzó ahora una iglesia menor, circular y
con domo igualmente abierto al cielo, en cuyo centro se rendía culto a una
piedra con insculturas de los pies de Cristo en el momento de comenzar su
Ascensión (según la tradición cristiana) y que estaban protegidas por una
estructura igualmente circular. Por tanto Imbomon debió tomar como modelo
arquitectónico formal al Santo Sepulcro, con las readaptaciones consiguientes,
aparte de ser de mucho menor tamaño.
Diversos
avatares sufrieron ambos edificios, siendo destruidos y reconstruidos durante
las centurias siguientes, persistiendo la rotonda en ambos casos.
Y
llega el Islam.
No vamos a entrar ahora a analizar la teoría oficial y las
teorías contemporáneas occidentales revisionistas acerca de nacimiento del
Islam y de la figura de Muhammad (Mahoma), sino que nos vamos a atener a la
versión oficial. El segundo califa, Omar Ibn-al-Khatab (634-544), tras cercar Jerusalén y capitular su
patriarca Sofronio en el año 638 erige un pequeño santuario de madera en torno
a la “roca del sacrificio de Abraham” en el Monte Moria. Para judíos y
cristianos es el lugar en el que Abraham iba a sacrificar a su hijo Isaac por
mandato divino, siendo reemplazado finalmente por un cordero; para los
musulmanes en cambio quien iba a ser sacrificado no era Isaac sino Ismael, el
hijo que la esclava Agar concibiera de Abraham, y del cual derivan los
ismaelitas o agarenos, esto es, los árabes (sarracenos= alejados de Sara, la
esposa bíblica de Abraham).
Posteriormente el califa omeya Abd-al-Malik decide
construir un edificio de primer orden que fuera la envidia de la cristiandad y del
judaísmo, el Domo de la Roca, conocido
en el Islam como Qubbat al-Sakra ("Cúpula
de la Roca"), que se concluye hacia el 691-692. El Islam todavía no ha
tenido tiempo de configurar su propio estilo artístico y adolece de falta de
maestros de obras, canteros avezados, artesanos del mosaico, etc... Así que
recurre a expertos bizantinos para tal obra, los cuales alzan el Domo de la
Roca siguiendo modelos totalmente bizantinos en su planta y alzado, así como en
la decoración.
Oleg
Grabar estima que el modelo arquitectónico que tuvo presente el califa fue,
ante todo, el Santo Sepulcro, “Omphalos” (Centro del Mundo) de la Cristiandad.
André
Grabar en su libro “La iconoclastia bizantina” (1957) dice: “Este célebre
edificio tiene un carácter particular, que lo distingue de las demás mezquitas
omeyas y, por el contrario, lo acerca más a los santuarios cristianos de
Jerusalén y de Tierra Santa. En efecto, se trata de un edificio con forma
octogonal levantado en el emplazamiento de un `lugar santo, el peñón de Abraham.
La arquitectura es su estípite monumental: un deambulatorio acodado enmarca el
peñón, mientras que una cúpula lo domina como un ciborio. En este monumento
todo evoca la tradición cristiana de Palestina: en primer lugar, la idea,
porque nada es más típico de la Palestina cristiana que las ‘memoriae´
conmemorativas de `lugares santos, que resguardaban; después la forma, puesto
que los edificios-relicarios en los ´lugares santos´ eran a veces
construcciones de planta central y, sobre todo, polígonos”.
Se ha intentado explicar el motivo de la construcción de
un monumento como Qubbat al-Sakra por
la necesidad político-económica-religiosa que tenía Abd al-Malik en aquellos
momentos de eclipsar a La Meca, donde su autoridad estaba siendo puesta en
entredicho por el anticalifa Abdallah Ibn Zubair, ofreciendo así como meta de
peregrinación islámica este nuevo enclave, apartando a los musulmanes así del
peregrinaje a la Kaaba que estaba en manos del anticalifa. Pero lo cierto es
que siguieron realizándose peregrinaciones a la Kaaba.
Igualmente se ha afirmado que se construyó para
conmemorar la Ascensión (mi`raj) del
Profeta (Muhammad) por los diversos Cielos hasta muy cerca de la Faz de Allah,
pues se consideraba que fue desde el peñasco cultual del Domo de La Roca desde
donde “ascendió” Muhammad, por lo que Qubbat
al-Sakra era una especie de
martyrium, un edificio cultual conmemorativo de una hierofanía-teofanía.
Además la arquitectura del Domo de la Roca sigue claramente modelos martiriales
cristianos (aparte de coincidir sus medidas modulares geométricas, como puede
leerse en Soriaymas). Pero no está nada claro que “el lugar de veneración más
lejano” (mashid al-aqsa) coránico al que fue Muhammad en su Viaje Nocturno para
experimentar la Ascensión fuese Jerusalén, y más concretamente el peñasco
cultual del monte Moria. Así, por ejemplo, Bujari y Taburi consideran que hay
otros posibles enclaves.
La
inscripción árabe de 240 metros de longitud de larga contemporánea de la
construcción del Domo de la Roca parece apoyar las tesis de quienes, como Oleg Grabar,
afirman que tiene una función totalmente propagandística del Islam, como la
totalidad del edificio: “Tiene un doble significado. Por un lado tiene un
carácter misionero; es una invitación bastante insistente a someterse a la nueva y definitiva fe, que
acepta a Jesús y a los profetas hebreos entre sus precursores. Al mismo tiempo
es una afirmación de la superioridad y fuerza de la nueva fe y del estado
basado en ella”.
Así
que Oleg Grabar, a partir de estas conclusiones y otras que no ha lugar
citarlas aquí, considera que La Roca, en el propósito del califa Abd al-Malik,
más que para los musulmanes estaba construida para tomar posesión simbólica del
monte Moria y como monumento abierto a judíos y cristianos para “acoquinarles”.
“El único aspecto puramente islámico, las inscripciones, estaban en su mayor
parte en lugares donde apenas eran visibles. Porque, dejando aparte las
asociaciones musulmanas que aparecen en la creación de la Cúpula de la Roca, el
objetivo principal del edificio era el de ser un monumento para no-musulmanes.
Con todas las ramificaciones de su simbolismo, era un edificio inmanente que
estaba al servicio de unas necesidades contemporáneas concretas, de las cuales
la más importante era demostrar a la población cristiana (especialmente a la
iglesia ortodoxa) que aún pensaba a menudo que el dominio musulmán era un
contratiempo temporal, que el Islam había llegado para quedarse”, afirma Oleg
Grabar.
“A
medida que Abd al-Malik consiguió reprimir los peligros de la intervención
bizantina y las disensiones internas, este ocasional significado de la Cúpula
de la Roca perdió importancia. Empezaron a aparecer cuestiones religiosas y
asociaciones piadosas puramente islámicas que, con bastante rapidez, transformaron
la Cúpula de la Roca y todo el área del Haram en el santuario totalmente
musulmán que sigue siendo desde entonces”, concluye.
Oleg
Grabar estima que el modelo arquitectónico que tuvo presente el califa fue,
ante todo, el Santo Sepulcro, omphalos (Centro del Mundo) de la Cristiandad.
Por
su parte, André Grabar (curiosamente comparte el mismo apellido que Oleg) en su
libro “La iconoclastia bizantina” (1957) considera que el ejemplo
arquitectónico del Domo de la Roca fue el “martyrium” de La Ascensión.
Leámosle: “La mezquita de la Cúpula de la Roca se parecía sobre todo a la
`memoria´ de la Ascensión: monumento constantiniano, santuario alzado en el
mismo Jerusalén y también en la cima de una colina; también resguardaba un
fragmento del suelo tan venerado como una reliquia, y era un octógono que
constituía una especie de ciborio monumental”.
André
Grabar no debía tener todos los datos suficientes sobre la historia de la
evolución arquitectónica del “martyrium” de La Ascensión ya que la planta
octogonal no la tuvo hasta la época de los cruzados (muy probablemente en la
década de 1140, según se desprende de las excavaciones arqueológicas realizadas
en 1959 y 1964).
Ahora
bien, ante todo de lo que hay que darse cuenta es que lo fundamental en los
tres casos es una roca sagrada que se constituye en el punto central de la
construcción que la custodia cual reliquia excelsa. Esa roca sacra, testigo de
hierofanías-teofanías-epifanías, es protegida en primer lugar por una
estructura que la circunda, y después yendo hacia fuera puede haber o no una o
varias estructuras que la rodean en forma de círculo o polígono. Asimismo, la
roca sacra objeto de cratofanías de gran importancia religiosa, se encuentra
justo en el centro del Eje vertical que, alzándose hacia el cielo ascensionalmente,
está arquitectónicamente plasmado por el óculo abierto del domo (cuando no está
cerrado) o por la clave de bóveda. Evidentemente subyace un simbolismo
esotérico extraordinario en esta conjugación de elementos arquitectónicos que
autores como René Guénon o A.K. Coomaraswamy han sabido exponer sabiamente y
del que ahora no podemos ocuparnos en este artículo. Lo que importa en estos
momentos es constatar que estas características se dan en los tres edificios
que son objeto de este artículo.
Y
aunque André Grabar erró al asignar la forma octogonal a La Ascensión como
contemporánea de la fecha constructiva del Domo de La Roca, no erró del todo en
considerar que había sido el templo referente principal, aunque no supo ver el
trasfondo doctrinal que, en nuestra opinión, así lo evidencia y que no es otro
que “incompatibilidad total de dogmas doctrinales” entre lo que significaba el
Santo Sepulcro para el cristianismo y lo que el Corán manifiesta al respecto.
¿Cómo
iba el califa Abd al-Malik a consentir que los bizantinos cristianos
constructores del Domo de la Roca tomasen como modelo fundamental la
Anástasis-Rotonda del Santo Sepulcro cuando este edificio rinde memoria a dos
pasajes de la historia cristiana de Jesús totalmente repudiados por el Islam,
cual son la muerte y resurrección de Jesús? El Corán niega que fuese Jesús el
crucificado y niega su muerte en el Gólgota y posterior resurrección, esto es,
rechaza plenamente el dogma de la redención de la humanidad por la muerte y
resurrección de Cristo.
En
cambio, el Islam sí acepta que Jesús “fue elevado” por Dios (ascendido a los
cielos en la creencia popular), y por eso siguen permitiendo que los cristianos
oficien misa y otros ritos de su fe en el Día de la Ascensión de Cristo dentro
de la capilla homónima del Monte de los Olivos y en el patio que la rodea,
siendo tal zona de propiedad de la mezquita islámica que se construyó al lado. Incluso
hay una leyenda musulmana que explicaba la existencia de los dos pies inscritos
en la roca de la capilla de Imbomon aduciendo que el izquierdo correspondía a
Jesús y el derecho a Muhammad, los cuales ascendieron al unísono en el mismo
instante, de ahí que la huella pétrea del pie existente en el Domo de la Roca
corresponde en verdad a Muhammad y no a Jesús (de esta forma, decían los turcos
en el s. XIX, quedaba justificado que tal huella de Muhammad se hubiese
extraído de La Ascensión y llevada al Domo de la Roca).
¿Y
cómo contrarrestar la historia cristiana de la Ascensión de Cristo –tal como se
narra en los Evangelios y en los Hechos de los Apóstoles-, sino localizando la
gran Ascensión “mística” (en “cuerpo imaginal”, que diría Henri Corbin) de
Muhahhmad por los “cielos” para recibir el “Corán” y llegar a poca distancia de
la Faz de Allah en la misma Jerusalén, en la cúspide de otro cerro y no de un
monte cualquiera sino en el monte Moriah y, además, en el mismísimo peñón de
Abraham..?
¿Por
qué entonces se adoptó la forma ochavada y no la circular en el Domo de la
Roca? La pregunta, a primera vista,
parece justa pero es inexacta o incompleta. Antes de nada, fijémonos
bien en el “núcleo central” de Qubbat al-Sakra. ¿Qué vemos..? En el centro horizontal e inicio
del Eje vertical se encuentra el peñón de Abraham y de la Ascensión (mi´raj) de Muhammad, y en la primera
estructura arquitectónica que la rodea no es un octógono, sino un grupo de
columnas que sirven de apoyo al tambor circular. Es en la demarcación de la
línea del deambulatorio donde encontramos el primer octógono, circundado a su
vez por la fachada octogonal. Por tanto el “núcleo central” arquitectónico es
un círculo en torno a la roca que, en alzada, se transforma en una cúpula, como
acaecía en La Ascensión y en la Anástasis (que tenían los domos abiertos al
cielo en su parte superior).
Capilla de la Ascensión de Jesús, dibujada en el siglo XIX |
Aún así hay que explicar el por qué de las dos líneas
octogonales (arcadas deambulatorias y fachada). Ciertamente la planta octogonal
era muy querida por los arquitectos cristianos, que copiaron este modelo del
mundo romano-bizantino. El simbolismo del ocho se hallaba muy vinculado al
Bautismo, sacramento importantísimo en los primeros siglos del cristianismo,
como lo refleja San Ambrosio, Dionisio Areopagita y San Agustín sin ir más
lejos. No era una “ceremonia festiva” como lo es hoy día en España, sino un
auténtico rito iniciático que simbolizaba la muerte a lo profano y la
resurrección a la espiritualidad cristiana, o sea, que era la Puerta de acceso
a la Gracia dispensada por Dios a todo bautizado y su acogimiento por la “Madre
Iglesia”, entre otras cosas. Demasiados significados trascendentales cristianos
tenía el octógono como para que el califa Abd al-Malik no lo tuviera igualmente
en consideración para redundar en su “apropiación simbólica” del espacio sacro
que ocupara el antiguo Templo de Salomón.
Por otro lado, poco después del año 680, se ornamentó la
nave de la iglesia de Belén -que como templo constantiniano había tenido un ábside octogonal- con mosaicos bizantinos en los que se exaltaban
algunos dogmas cristianos, especialmente el de Jesús como Hijo de Dios, segunda
“persona” de la Trinidad. Así que Abd al-Malik contrarrestó este arte musivario
en el 692 con el del Domo de la Roca, y quizás incluso realizado por el mismo
taller de artesanos, tal como propone André Grabar.
Si a estas consideraciones aquí expuestas se incorporan
las propuestas esbozadas por algunos investigadores contemporáneos en su
revisionismo de la génesis del Islam y del papel desempeñado por los califas
omeyas, podrían deducirse algunas conclusiones que omitimos y a las que sin
duda podrá llegar el lector avezado.
Nota adicional:
En este artículo no entramos a interpretar el esoterismo
islámico inherente al ocho y, por consiguiente, a los octógonos en la
construcción (planta y cúpulas ochavadas), de las que nos hemos ocupado
profundamente en dos libros muy especialmente (Claves masónicas de los maestros
constructores. De Córdoba al Camino de Santiago Navarro --- Guía espiritual y artística de San Baudelio).
Enlaces relacionados:
- El módulo geométrico del Domo de la Roca es bizantino-romano
-Domo de la Roca y Templarios -1-
- Domo de la Roca y Templarios -2-
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- Capilla de la Ascensión del Monte de los Olivos, su historia y enigmas
- Conquista de Jerusalén por Saladino, purificación de La Roca y Al-Aqsa
- Ascensión y Estados Superiores de Consciencia
- Claves masónicas de los maestros constructores
- Guía espiritual y artística de San Baudelio
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